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El mejor Madrid de mi historia


Estamos viviendo la mejor época del Real Madrid que yo recuerdo. Partimos cada año como favoritos en todas las competiciones y, aunque algunos que silban a los jugadores crean que el Madrid debe dar aún más, esto no había ocurrido desde la llegada de Cristiano Ronaldo, al menos en lo que yo he vivido, que no ha sido poco.

Yo empecé a hablar recitando: Betancourt, Calpe, De Felipe, Sanchís, Pirri, Zoco, Serena, Amancio, Grosso, Velázquez y Gento. Mi primer héroe fue Amancio Amaro y mis primeros hombres del saco Bobby Charlton y George Best, que nos eliminaron con el Manchester en la primera Copa de Europa de la que tengo recuerdos. He vivido, por tanto, el Madrid ye-ye, el de los Camacho, Juanito y Santillana, la Quinta del Buitre, el que construyó Capello, el Galáctico... pero nunca había visto un Madrid tan dominante como el de ahora, ni un jugador tan decisivo como Cristiano Ronaldo.

Amancio Amaro
Dicen que el fútbol no tiene memoria, pero yo sí recuerdo mi infancia madridista en la que los grandes eran equipos de tíos rubios muy grandes a los que mirábamos con ojos de Alfredo Landa en "Vente a Alemania, Pepe". El Madrid de Di Stéfano del que me hablaba mi padre era para mí algo tan lejano como las hazañas del Cid que nos contaban en el colegio. Los grandes eran un Ajax de Cruyff que arrasaba ganando tres Copas de Europa seguidas y un Bayern Munich de Beckenbauer y "Torpedo" Muller que tomaba el relevo ganando otras tres consecutivas.

En España el Madrid sí era la referencia, teniendo como principales rivales en los setenta al Atleti de los "indios" (se llamaba así porque fichaban a jugadores sudamericanos a los que se buscaban ancestros españoles para pasar por "oriundos" y no ocupar plaza extranjero) y en los 80 los equipos vascos que ganaron cuatro Ligas seguidas. El Barcelona era el equipo de la "pasta", el que fichaba a los Cruyff o Maradona, pero eso no se reflejaba en títulos. Al contrario de lo que cuenta la propaganda, el Madrid no se despegó del Barcelona durante el franquismo, fue después de la muerte de Franco cuando los blancos ganaban una Liga tras otra mientras que los azulgrana, desde la única que ganó Cruyff de jugador hasta la llegada de Villar, ganó una triste Liga, una en diecisiete años, mientras que el Madrid ganó diez.

Sin embargo en Europa la cosa no era igual para nosotros. El Madrid hacía un papel digno muchos años pero de ninguna manera éramos favoritos cuando nos enfrentábamos a holandeses, alemanes o ingleses. Llegamos a la Final de la Copa de Europa en 1981 contra un Liverpool que ya había ganado dos esos años y ganaría otras tantas. Fue la primera Final de Copa de Europa para mí y desde luego no éramos favoritos, íbamos en busca de un milagro que, por poco, no se produjo.

La primera vez que yo vi a un Madrid que se podía medir con cualquiera en Europa sin parecer una víctima propiciatoria fue en la segunda mitad de los ochenta. Ramón Mendoza se dejó de señoríos y otras sandeces, le quitó Hugo Sánchez al Atleti y fichó a los mejores jugadores del mercado: Maceda del Sporting, Gordillo del Betis, Buyo del Sevilla, entre otros, que unidos a la Quinta del Buitre formaron el Madrid más dominante que yo había visto hasta entonces. La Copa de Europa de 1987-1988 fue épica para el Real Madrid. Empezamos eliminando al Nápoles de Maradona, después cayó el Oporto vigente Campeón de Europa, luego llegó un Bayern Munich que nos había eliminado el año anterior y en semifinales nos tocó el PSV Eindovhen y llegó la gran frustración. Empatamos a uno en el Bernabéu y en Holanda, pese a que Hugo Sánchez las tuvo de todos los colores, no pudimos pasar del 0-0 y caímos por el valor doble del gol encajado en casa. El PSV ganó la Copa de Europa empatando sus últimos cinco partidos, pasó de cuartos y de semifinales por el valor doble de los goles fuera y en la Final por penaltis.
La Quinta más Hugo, Gordillo, Buyo, Chendo...

Al año siguiente pensé que ya había llegado la hora de ver qué narices era eso de ganar una Copa de Europa, una sensación que mis mayores habían vivido seis veces y yo ninguna. Pero aparecieron unos tales Baresi, Van Basten, Gullit, Maldini, Ancelotti, etc, nos clavaron una manita en San Siro y nos devolvieron a la amarga realidad de ser buenos, pero no los mejores. Poco después llegó Villar y con él García de Loza, Gracia Redondo y las Ligas de Tenerife. La Quinta entró en decadencia y el mandato de Mendoza también, hasta el punto de que su mano derecha, Lorenzo Sanz, le movió la silla y le quitó el puesto. Sanz dio otro golpe en la mesa como el que había dado su predecesor, les quitó a Valencia y Sevilla a Mitjatovich y Suker al tiempo que fichó a Capello de entrenador, a quién acompañaron Roberto Carlos y Seedorf entre otros. Lo que prometía abrir una época dorada para el Madrid acabó al año cuando Capello dio un portazo porque, según contó, Lorenzo Sanz no le hablaba por el motivo de que no ponía a su hijo Fernando.

Y llegó 1998. Una Liga desastrosa, pasamos de arrasar con Capello en la anterior a quedar cuartos ese año. Sin embargo en Europa la cosa fue mejor, de hecho llegamos a la Final. La segunda que yo vivía. Si contra el Liverpool parecíamos tener pocas posibilidades, ante la Juventus de Zidane, Del Piero e Inzaghi éramos el corderito que llevan al matadero. Pero no, y esa fue la mayor alegría futbolística de mi vida: Por fin, después de años y años cayendo en semifinales, de perder una final, de pensar que cualquier año Milan, Bayern, Liverpool, etc, superarían nuestras 6 Copas de Europa, Don Pedja Mijatovich dijo que no, que se había acabado la espera, que el Real Madrid era Campeón de Europa por séptima vez.

En la Liga de Villar seguimos pasándolo mal, la de 2000 la ganaba el Depor, nosotros quedábamos quintos, pero volvíamos a la Final de la Copa de Europa. Habrá quién piense, viendo las diferencias actuales entre Valencia y Real Madrid, que esta vez éramos favoritos, pero de ninguna de las maneras: No nos daban ni agua, ni la mínima oportunidad. Pero se equivocaron, aún les escuece el 3-0. Y no sólo a los valencianistas.

Llegó la novena, ahí sí éramos favoritos, pero poco faltó para que el Bayer Leverkusen diera la sorpresa, tuvo que ser Casillas, que entró sustituyendo al lesionado César, quién hiciera que el icónico gol de volea de Zidane sirviera a la postre como imagen de esta Champions. Quizás aquel favoritismo fuera el desencadenante de una serie de malas decisiones que se tomaron después y que condujeron a una racha interminable de decepciones en Europa. El cambio de Del Bosque por Queiroz un año después fue un desastre. Y una maldición que duró años eliminaciones prematuras salpicadas de prepotentes anuncios de "chorreos" como el del breve presidente Boluda.

El caso es que cuando por fin éramos favoritos en todas las competiciones, con el Madrid de los "Galácticos", no pasábamos de octavos en Copa de Europa y en Liga sólo pudimos conquistar dos cuando Ramón Calderón se hizo amigo de Villar y consiguió que durante dos años no nos persiguieran los esbirros de Sánchez Arminio.

Después de Calderón volvió Florentino con grandes fichajes con Cristiano Ronaldo a la cabeza, pero sus inicios coincidieron con un gran Barcelona donde, cuando no era por Messi era por Tom Henning Ovrebo, encadenaba los títulos como quién come rosquillas. Menos mal que un año después llegó Mourinho y rompió con la tendencia en Europa haciendo que pasáramos de caer eliminados en octavos año tras año a encadenar una racha de llegar a semifinales que llega hasta hoy y ya dura siete temporadas consecutivas.

Y tras la espantada de Guardiola y la paulatina decadencia del Barcelona en Europa, el Madrid volvió a aparecer como favorito cada año en la máxima competición continental, llegando a tres finales en los últimos cuatro. Ese favoritismo se da sólo a nivel internacional, donde Angel María Villar ha perdido bastante influencia tras las caídas de Blatter y Platini, pero en España se hace prácticamente imposible que el Real Madrid gane una Liga con las emboscadas que sufre por parte de los árbitros de Sánchez Arminio, que campan a sus anchas bajo la presidencia de Villar y la vicepresidencia de Joan Gaspart.

Los agonías

Por tanto, resumiendo mi vida de madridista, salvo aquel año de la Quinta del Buitre previa a la llegada del Milan matador de Sachii y el de la Novena, que vino seguida de la travesía del desierto de los Queiroz, Luxemburgo, López Caro, etc. jamás había vivido una época en la que el Madrid fuera el equipo de referencia en Europa y con un jugador que cuando no gana el Balón de Oro queda en segundo puesto.

Sin embargo, pese a vivir la época más dominante que yo he disfrutado, no recuerdo tanto agonías como ahora ni tantos pitos en el Bernabéu contra nuestros jugadores. Agonías ha habido siempre, ya he contado alguna vez que uno de mis primeros recuerdos del Bernabéu es el de un tipo gritándole "burra vieja" a Gento. Pero era un tío aislado y en plena decadencia del genio, no en su esplendor cuando ganó seis Copas de Europa.

Pero lo de ahora no tiene nada que ver, yo no recuerdo tanta inquina contra tantos jugadores, ni tanta saña como la que se desencadena a veces contra Cristiano, el mejor jugador que he visto con la camiseta blanca. Se me rompe mi corazón madridista las veces que le he oído pedir públicamente que no le piten, me parece de una ingratitud infinita, de lo más miserable que se puede esperar de una afición. Sé que todo esto viene de la guerra de los medios de comunicación contra Florentino Pérez, y de sus campañas contra el equipo creyendo que le desgastan a él, cebándose sobre todo contra los que no están protegidos por el manto de la Selección en cuyo pesebre reciben el pienso los grandes grupos mediáticos.

Pero eso no justifica que repitan como loritos las consignas de Relaño, Lama o De la Morena y actúen como ellos quieren: Desestabilizando al Real Madrid.

Carpe diem

Vivamos el momento porque no sabemos lo que puede durar. Todos los imperios futbolísticos han caído, un ejemplo fue el Madrid de Di Stéfano, pero ha habido muchos más que parecía que iban a ser eternos -Milán, Ajax, Liverpool- y ahora son equipos del montón. Quién sabe si dentro de diez años los nuevos madridistas oyen hablar de Cristiano, Bale y Benzema y sus Champions como algo tan lejano como fueron para mí Di Stéfano, Puskas y las Copas de Europa. Quién sabe si dentro de poco el modelo de equipo de jeque o millonario ruso acaba imponiéndose y los clubes como el Real Madrid no pueden aspirar, no ya a un Kroos o un Modric, si no a un Danilo. Ha pasado y volverá a pasar. Algunos recordaríamos este tiempo con nostalgia por lo mucho que hemos disfrutado. Otros ni eso, porque se lo pasaron agonizando.

Comentarios

  1. El Real Madrid se consolidó como una fuerza importante en el fútbol español y europeo durante la década de 1950, ganando cinco Copas de Europa consecutivas y llegando a la final en siete ocasiones.

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