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¿A cuánto va el kilo de periodista?

No creo que nadie se alarme si digo que el periodismo deportivo español está podrido. Sin embargo, después de años siguiendo de cerca las andanzas de los Segurola, Caridad, Roncero, Lama, etc, etc, etc. me sigo sorprendiendo ante la ruindad de estos personajes. Cada día tengo más claro que nada es casual, que los halagos a unos y las críticas a otros no vienen motivados por su criterio deportivo, ni siquiera por simpatías o enemistades. No, cada día tengo más claro que estos sujetos actúan por lo que otro de ellos particularmente miserable, Fernando Burgos, llama "intereses bastardos". Vamos, para no andarme con rodeos: Que cobran de ciertos jugadores, técnicos, clubes y entidades por hablar bien de ellos y atacan a los rivales de los que vienen a ser sus "clientes".

Que John Carlin desencadene este fin de semana un ataque de lo más rastrero contra Cristiano Ronaldo por criticar el juego defensivo de Islandia, cuando eso lo lleva haciendo insistentemente durante toda su carrera Xavi Hernández sin que haya salido el más mínimo reproche del periodista y escritor, no es casual: Carlin trabaja o ha trabajado con el Barcelona, un ejemplo fue la producción "Barça" que iba a dirigir Paul Greengrass para sacar brillo a los traseros de Guardiola y los suyos. Ignoro si se acabó realizando o no la película, desde luego no tengo el mínimo interés en verla, pero vamos, que hay "negoci" entre Carlin y el Barsa.
¿Admiración o negocio?

La grotesca aparición en el AS de hoy del rostro de la Colino reprochando al Madrid el trato dispensado a Casillas me hace también pensar si todo es admiración o hay algo más. Que Casillas pagaba a la prensa "en especias" con filtraciones, no lo duda nadie. Pero yo me resisto a pensar que no haya algo más, algo tan simple como un interés económico.

El community manager de Mayoral

Esto del dinero que pagarían jugadores a periodistas para que promuevan su imagen (algo totalmente inmoral, porque un periodista puede trabajar como informador en un medio o como jefe de prensa de un personaje o entidad, pero nunca al mismo tiempo) viene a cuento por el tuit que apareció en la cuenta de Borja Mayoral durante el España Turquía en el que se proclamaba que Morata, jugador de la Juventus, es mejor que Benzema, delantero del Real Madrid, club al que pertenece el canterano. El tuit fue borrado, en la cuenta aparecieron disculpas como que había sido hackeada, pero el lío estaba montado. Y entre las muchos comentarios que aparecieron hubo una explicación que me pareció bastante plausible, porque venía de @nuevobernabeu, cuenta muy próxima a las interioridades del club cuya trayectoria me genera bastante credibilidad. Y la explicación no es otra que la cuenta de twitter de Borja Mayoral la gestiona como community manager Manu Sáinz, también conocido como "La putita de Méndez" porque compatibiliza su trabajo en As como supuesto informador, con el papel de defensor de los intereses de Jorge Mendes y sus representados. Cuando este sujeto defiende la titularidad de De Gea por delante de Casillas, no es porque tenga un mínimo de sentido común, es porque el portero del Manchester está representado por el portugués. Puro interés crematístico. Que Sainz escribió contra Benzema confundiendo su cuenta con la de su presunto cliente es bastante creíble, no es la primera vez que arremete contra el nueve del Madrid; desde que su jefe intentó meter a su jugador Falcao en el club, Manu Sainz lleva atacando a Benzema. Como sea verdad que Mayoral ha contratado a este personaje, que además, en su pluriempleo trabaja para As, un periódico radicalmente antimadridista, el chaval está cometiendo un gravísimo error. Y a mí me cuadra que sea así.

Sigue al dinero

Yo he llegado a la conclusión de que no hay que dar muchas vueltas para explicarse las filias y las fobias de los tipos de la prensa, sobre todo de los que están en nómina de un medio y alternan su presencia en tertulias de radio y televisión, en webs o blogs varios: Muchos de ellos están en venta y ofrecen sus servicios de posicionamiento en los medios al que los pague.

La diferencia entre que Relaño criticase el disparate del Mundial de Qatar, haciendo hincapié en la explotación a los trabajadores de las obras de los estadios y que cante las alabanzas del emirato defendiendo Qatar 2022 como una oportunidad para la expansión del fútbol en el tercer mundo, son unas conferencias que dio en Doha por invitación de la organiza del Mundial. A cuánto se pagó el kilo de Relaño no lo sé, pero gratis no salió.

Que Segurola defienda como una pantera los intereses de Guardiola, Zubizarreta y Valdano o fichajes como el de Bielsa por el Athletic puede ser por devoción a sus amigos, pero yo no me lo creo. Me parece más verosímil que lo que defiende es lo suyo, los intereses que comparte con sus defendidos.
Una selección de prensa antimadridista con René Ramos

Que Lama se convierta en portavoz de los hermanos Ramos para chantajear al Madrid con la intención de conseguir la renovación del defensa, o que lo más granado de la prensa haga un programa en la sede de la agencia de representación de René Ramos, a mí me huele a cazo.

Y por último el comportamiento servil de la prensa deportiva con la Federación es absolutamente pesebrero, y lo que hay en ese pesebre es "pienso b" con "b" de black. ¿Por qué si no arremeten con esa fiereza contra el antaño adorado Pedrito, simplemente por decir que no le vale la pena ir a la Selección si no juega? Porque defienden el pesebre en el que pacen.

Corrupción

Todos estos casos y tantos más que unos y otros conocemos, son casos de corrupción pura y dura. La primera norma de cualquier medio de comunicación es que hay que distinguir sin dejar lugar a dudas la información de la publicidad. Si un periódico publica un publireportaje (información pagada por el anunciante) en la cabecera de cada página debe figurar la palabra "Publicidad" bien destacada para que nadie pueda pensar que se trata de una noticia. Lo contrario sería estafar al lector.

Y como no se puede distinguir entre información y publicidad es si el informador cobra de la persona de la que informa. Una cosa es admitir que es difícil ser objetivo a la hora de informar y otra permitir que el periodista cobre del protagonista de su información. Ahí no es que no pueda ser objetivo, es que cobra dinero por no serlo.

Esto no es periodismo de bufanda, es periodismo de cartera. Y eso es corrupción.

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